Solideo
No seducen los odios, ni seduce grandeza
Con el mal
convivimos, en el bien nos amamos
Como es deseo de
Cristo, y en guerra militamos
Contra el negro
pecado que roe nuestra flaqueza.
Nos sentimos muy
solos, y en la propia cabeza
Sentimos con agobio que
aun llorando fallamos.
Rebeldes le evadimos,
y su paz desechamos,
Haciendo caso omiso
de su santa pureza.
Y el Espíritu Santo
guardando nuestras almas,
Evidencia el pecado
que a todos nos aflige.
A santos y a
culpables santa pureza exige.
Poderoso y pulido a
todos nos convence;
Con suave influencia
a todos nos corrige,
Con el poder de Dios
que todo el Cosmos rige.
Rafael
Marañón