jueves, 3 de noviembre de 2011

DE LA MANO DE JESÚS


Me llevas de la mano con tu inmenso poder
Y me das una dicha que no puedo olvidar.
Santo Cristo bendito no me dejas caer,
Aunque obstinado y terco me quisiera soltar.

En tus divinas manos no me dejas perder;
En el mar de la vida no temo naufragar;
De tu amor solo espero un dulce amanecer,
Aunque negras tinieblas me amenacen tragar.

Es tu vida, mi vida, y tu amor, es mi amor,
De tu mano yo lucho con siniestras negruras,
De las dudas, agobios, flaquezas, o temor.

Pero sé que en tu gloria terminó mi dolor,
Y sin lucha o angustia, en tu trono de alburas,   
Disfrutaré por siempre tu gloria y esplendor.

Rafael Marañón

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