En ti volví a encontrar, dulce María,
La paz que el mundo vil y mentiroso,
Negó, pues sigo al noble y generoso
Jesús, que dio su vida por la mía.
Y nunca me sentí desde aquel día,
Ni triste, ni frustrado, ni anheloso,
Pues ya tranquilo, alegre y en reposo,
Ya gozo de tu amor y compañía.
Te busqué cuando andaba en la tristeza,
Y te amé por que tú también me amabas.
Tu amor ha redimido mi torpeza.
Agradezco por tu delicadeza,
Y ser señora, la que se hizo esclava
De Dios que todo llena en su grandeza.
La paz que el mundo vil y mentiroso,
Negó, pues sigo al noble y generoso
Jesús, que dio su vida por la mía.
Y nunca me sentí desde aquel día,
Ni triste, ni frustrado, ni anheloso,
Pues ya tranquilo, alegre y en reposo,
Ya gozo de tu amor y compañía.
Te busqué cuando andaba en la tristeza,
Y te amé por que tú también me amabas.
Tu amor ha redimido mi torpeza.
Agradezco por tu delicadeza,
Y ser señora, la que se hizo esclava
De Dios que todo llena en su grandeza.
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