lunes, 4 de abril de 2011

A MI LADO, MARÍA





Es intenso mi anhelo de vivir con María
Junto a Jesús bendito, divino Salvador,
Confiando en su Gracia y envuelto en su esplendor,
Recibiendo a su madre que también es la mía.

Me sacaron del pozo donde en hondo vacío,
Padecí los percances de una vida perdida
Sin ninguna esperanza, sin atisbar salida,
Y María me sacó del cenagal sombrío.

Al correr de los días, en el bruno recuerdo
De mis locos envites, en la vida perdida,
En que nada se gana y se pierde la vida,
En errado vivir y en el pensar más lerdo.

Al echarme las cuentas de mi vida pasada,
En fatales eventos y en el yerro nefando,
Veo a mi madre bendita que me sacó del fango,
Y de limpio me viste y me adorna de gala.

Y al pensar en el santo y clemente rabí,
Con que Dios me introduce en su eterno horizonte,
Me entrego sin dudar, rememorando el monte,
Donde Cristo y María padecieron por mí.

Y en el sencillo amparo de su infinito amor,
Que arroja mis pecados al profundo del mar,
Con gozo me arrodillo, ya en mi cálido hogar,
Ante el Padre, que en gozo transformó mi dolor.

Y ahora todo ha pasado, y ya el tiempo no muere,
Pues el jardín eterno, el presente infinito,
Es un gozo sin fin, es un pacto bendito,
Con el Padre Creador que con Cristo nos quiere.

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