
No eres ciega ficción que se lanza hacia el viento,
Eres luz que ilumina al que acude sediento
A beber de tus gracias y hacer en ti aposento,
Con el alma transida, ansiando de tu aliento.
A tu lado risueño, libre ya de torturas,
Goza ya para siempre de tus santas dulzuras,
En presencia del Cristo en quien no hay estrechuras,
Y en el Dios del amor, tierno con sus criaturas.
Y en la gloria admirable, con los santos egregios
Que su sangre ofrecieron en sangrientos arpegios,
De su oración ferviente, con fe, sin sortilegios
María Inmaculada, esperanza del Cristo
Y consuelo seguro como nadie haya visto,
De nuestro Padre Creador, que todo lo ha previsto.
LINDA ODA A LA MADRE DE TODOS.
ResponderEliminarUN ABRAZO EN DIOS Y JESUS, Y QUE NOS DE FUERZAS Y PROTEJA.