viernes, 11 de mayo de 2012

ORFANDAD SIN MARÍA Soneto alejandrino



Yo soy solo un cristiano en este mundo extraño,
Solo el divino Cristo es mi sincero amigo.
Tú eres, María bendita, la que me diste abrigo
En mi triste orfandad, y mi incuria de antaño.

Ahora ya me siento como manso ermitaño,
Que de Dios es celoso y de Cristo es mendigo,
Por ello madre santa, ansío estar contigo
Y en tu blanda ternura reposar aledaño.

El reposo que anhelo de la divina unción,
Compartir yo deseo, contigo en las moradas  
De Dios que así dispuso tan adorable unión.

Y en la calma constante, la divina presencia
Del Cristo que nos colma de dichas renovadas,
De ricas bendiciones, y eterna complacencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario