Has sido para mí como un brillante espejo
En ti capté la luz, en ti mis esperanzas;
Dejé de ir a remolque, corté locas andanzas,
Y has sido para mí, de Dios el fiel reflejo.
Eres la santa luz, el perfecto gracejo,
La lumbre inextinguible que brilla sin mudanzas
Y ayuda al caminante con sólidas pujanzas,
Y al fin, ya por el Cristo, confío sin complejo.
Y al fin, ya por el Cristo, confío sin complejo.
Me llevaste a la fe, y espero en la palabra
De Jesús hijo tuyo y el Espíritu Santo,
Y vivo sin agobio y aguardo el galardón.
Porque sé Quién sostiene, y también Quién me labra.
Son capaces de hacer que vacile ni un tanto
Ni fieras amenazas, ni fauces de león
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